sábado, 21 de enero de 2012

Dadaísmo.


Movimiento artístico surgido primero en Europa y posteriormente en Norteamérica; fue creado en el Cabaret Voltaire en Zúrich, Suiza entre1916 y 1922 con Hugo Ball como fundador y, posteriormente, adoptado por Tristan Tzara, quien se convertiría en la figura representativa de dadá. Surgió del desencanto que sentían los miembros al vivir en la Europa del periodo tardío de la Primera Guerra Mundial y posteriormente, en actitud de rebelión hacia la abulia y desinterés social característico de los artistas del periodo de entreguerras.
Dadaísta suele ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace difícil encontrarle lógica. Se distingue por: la inclinación hacia lo dudoso, la muerte, lo fantasioso, y la constante negación. Así, busca renovar la expresión mediante el empleo de materiales inusuales o manejando planos de pensamientos antes no mezclables lo cual conlleva a una tónica general de rebeldía o destrucción.
El Dadá es caracterizado, también, por gestos y manifestaciones provocadoras en las que los artistas pretendían destruir todas las convenciones con respecto al arte, creando, de esta forma, un antiarte. Sus orígenes se localizan cuando una serie de artistas de distintas nacionalidades se encontraron como refugiados en Zúrich durante la Primera Guerra Mundial.
Dadá se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. En el fondo es un antihumanismo entendiendo por humanismo la tradición anterior, tanto filosófica como artística o literaria.No por casualidad en una de sus primeras publicaciones había escrito como cabecera la siguiente frase de Descartes: «No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.»
El movimiento dadaísta es un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético porque cuestiona la existencia del arte, la literatura y la poesía. Por definición, cuestiona el propio dadaísmo.
Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto en su rigor negativo también está contra el modernismo, y las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.
La expansión del mensaje dadá fue intensa, amplia y tuvo repercusiones en todos los campos artísticos. En Alemania encontró adeptos entre los intelectuales y artistas que apoyaban el movimiento espartaquista (movimiento revolucionario que intentó una revolución socialista). En Francia ganó las simpatías de escritores como Breton, Louis Aragon y el poeta italiano Ungaretti.
El aporte permanente del dadaísmo al arte moderno es el cuestionamiento continuo de qué es el arte o qué es la poesía; la conciencia de que todo es una convención que puede ser cuestionada y, por tanto, no hay reglas fijas y eternas que legitimen de manera histórica lo artístico. Gran parte de lo que el arte actual tiene de provocación viene del dadá, así también la mezcla de géneros y materias propia delcollage. La diferencia fundamental estriba en que el arte actual se toma en serio a sí mismo, mientras que el dadaísmo nunca olvidó el humor.
En poesía el dadaísmo abre el campo para la llegada del surrealismo y ayuda a crear un lenguaje poético libre y sin límites. Para entender qué es la estética dadá en el mundo de la poesía nada mejor que recoger los consejos que Tzara propone para hacer un poema dadaísta. El texto fue publicado en la recopilación Siete manifiestos dadá, "Dadá manifiesto sobre el amor débil y el amor amargo", VIII (1924).
Coja un periódico
Coja unas tijeras
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema
Recorte el artículo
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el articulo y métalas en una bolsa
Agítela suavemente
Ahora saque cada recorte uno tras otro
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa
El poema se parecerá a usted
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendido del vulgo.
El movimiento dadaísta dejó las revistas y el manifiesto que sin duda son la mejor prueba de sus propuestas pero, por definición, no existe una obra dadá. Lo propio del dadaísmo eran las veladas dadá realizadas en cabarets o galerías de arte donde se mezclaban fotomontajes con frases aisladas, palabras, pancartas, recitales espontáneos y un ceremonial continuo de provocación.

sábado, 7 de enero de 2012

Seven


Seven (Se7en) es una película estadounidense de suspenso estrenada en 1995. La cinta está protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman y narra la historia de dos detectives de la policía que van en busca de un asesino en serie. La película fue dirigida por David Fincher —esta es su segunda película— y escrita por Andrew Kevin Walker, quien recibió una nominación al BAFTA al mejor guion original.
El detective Somerset (Morgan Freeman) se encuentra a días de jubilarse y le envían como reemplazo al detective David Mills (Brad Pitt). Juntos tendrán que resolver una serie de asesinatos cometidos por un psicópata letrado y metódico llamado John Doe (Kevin Spacey), que se basa en los siete pecados capitales para cometer sus grotescos crímenes.
Durante la película, se da cuenta de que John Doe utiliza la guía de pecados que Dante Alighieri hizo en su famosa obra La divina comedia. Empezando por la gula, hasta la envidia e ira.

  • Gula: el hombre obeso que encuentran asesinado fue obligado a comer y seguir comiendo, ya que John le apuntaba con una pistola y una vez lo golpeó con esta. También paró la tortura dos veces para ir a comprar comida. La garganta se inflamó y hubo hemorragia interna, lo que causó su muerte.
  • Avaricia: un abogado que en palabras de John Doe era «un sinvergüenza que se pasó la vida liberando asesinos, violadores y secuestradores». Basándose en la obra de Shakespeare El mercader de Venecia, que en un texto decía «un kilo de carne, sin huesos ni nervios», refiriéndose a un kilo de carne que había de arrancarse, decidió que la carne sobraba de su vientre y provocó un desangramiento hasta la muerte.
  • Pereza: un tipo que se hacía llamar Victor. Encuentran sus huellas en la escena del crimen de «la avaricia», por lo que van a investigar. En su apartamento descubren su cuerpo, amarrado a una cama y con fotos, la primera de un año antes exactamente. Le falta una mano que había sido usada en la escena del crimen para inculparlo. Un policía, al acercársele mucho, se lleva un susto, pues Victor no está muerto sino en coma. El médico dice que no puede hablar, pues la capacidad cerebral se ha visto dañada por culpa de la tortura; además, se ha arrancado la lengua a mordiscos y sus músculos están atrofiados.
  • Lujuria: John Doe había mandado fabricar un cinturón con una cuchilla por delante. Un hombre y una prostituta son obligados a copular usando la cuchilla, lo que provoca heridas fatales en la vagina y órganos internos. El cuerpo de la prostituta no se muestra, pero el hombre que fue obligado a tener sexo con ella está seriamente perturbado y no puede hablar, además de que la policía tiene bien cuidada la escena del crimen.
  • Soberbia: el asesino le corta la cara a una mujer que era reconocida por su rostro y tiene dos opciones: llamar a emergencias, y vivir pero sin su rostro, o tomar unas pastillas que tiene en la otra mano y morir. La mujer toma las pastillas.
  • Envidia: John Doe es el penúltimo pecado y la esposa de Mills la última víctima que encontrar. Luego de que una camioneta de servicios postales se acerca al lugar donde suponen que encontrarán los cuerpos Mills se queda con John. Cuando Somerset se da cuenta de lo que tiene la caja, corre hacia Mills. John, a base de indirectas, le hace saber a Mills que fue a visitar a su esposa, pues envidiaba su vida. Quiso jugar a ser un esposo ejemplar, pero no lo consiguió, y se llevó de recuerdo su cabeza, matándola y también matando al bebé que hubiera llegado a nacer.
  • Ira: David Mills es el último pecado tras hacer de John Doe la víctima. Después de comunicarle a Mills el asesinato de su mujer, éste comienza a balbucear, mientras Somerset, que esta regresando de la furgoneta donde acaba de ver la cabeza de la esposa de Mills en una caja recibida por mensajero (el espectador no ve la cabeza), no para de gritarle que tire la pistola con la que apunta a Doe. Somerset trata de convencerlo de que, si dispara a John, éste habrá ganado. Mills, cegado por «la ira», le dispara varias veces. Es arrestado y conducido en un coche de policía, seriamente perjudicado mentalmente, a la cárcel.

New Line Cinema reestrenó Seven en Westwood, California en navidad y en Nueva York el 29 de diciembre de 1996, para intentar generar posibles nominaciones en los Premios Óscar para Freeman, Pitt, Fincher y Walker.
Walker recibió una nominación para los premios BAFTA al mejor guion original. Richard Francis-Bruce fue nominado para los premios Oscar por su montaje. Y el extensivo uso del bleach bypass realizado en la película por el director de fotografía Darius Khondji ha sido destacado como una gran influencia para las técnicas fotográficas del cine contemporáneo, especialmente a finales de la década de los 90. La película ganó un MTV Movie Award como mejor película.

martes, 3 de enero de 2012

Culpables.

¡Culpable! ¡Eres el culpable! ¿No sabes por qué aun?
Culpable de que no me reconozca ni yo misma. Culpable de mis despistes, de que esté con los pies lejos de la tierra y de que no sepa ni en que planeta están. Culpable de todos y cada uno de los suspiros que se me escapan inconcientemente o de que las palabras se me amontonen en los pulmones al hablar contigo haciendo que me asfixie. Culpable de indefinidos cargos a tu cuenta.
Simplemente por tener tú las armas del crimen, esa condenada sonrisa y esos malditos ojos color miel, con los que cometes cada uno de mis asesinatos. Solo por hacer que mi corazón se pare cuando te escucho pronunciar mi nombre. Por ser capaz de romper todas mis defensas con un único roce de tus manos con las mías. Por esos detalles que envenenan dulcemente como una droga.
La escena del crimen da lo mismo. Te da igual acabar conmigo a solas o rodeados de gente, porque no sabes que lo haces. No hace falta ni que estés presente, en cualquier momento o lugar, sin saberlo, me matas. Me sigues hasta el mundo irreal de mis sueños para que no haya testigos.
Y confieso que a veces soy cómplice, que aunque vea que inconcientemente me matas poco a poco no huyo, no salgo corriendo. Aunque ya me hayas asesinado más veces de las que te imaginas, tantas que ni las he contado, vuelvo a por la siguiente. Aunque al hacerlo mi corazón se pare por un segundo vuelvo a mirar tus malditos ojos color miel, me miras, y disparas una de tus condenadas sonrisas, caigo muerta de nuevo. Confieso que aunque me asfixie al hacerlo no puedo dejar de hablarte, ni de pronunciar tu nombre para que tú pronuncies el mío. Confieso que intento darte pie a cada uno de tus detalles, porque tengo una mala adicción a esa droga. Y que maravilloso masoquismo me invade cuando lo haces.
¿Ves? Los dos somos culpables.