Yo, yo misma y el surrealismo.

Erase una vez, o tal vez dos veces, una surrealista e irreverente joven que soñaba con un mundo hecho a su medida, llamémoslo Pimientalandia.

Sí... Ya sé que esto se parece mucho al comienzo de "The yellow submarine", pero es que es un modo de comenzar que me gusta mucho. Será mejor que me deje de licencias poéticas y os hablaré de mi. Mi nombre es Eva, dejaré los detalles, aunque mi familia suele llamarme Maeva por un acrónomo de mis dos nombres. Tengo infinidad de motes, el más común es seguramente Kumiko, pero una amiga me puso uno que tambien me gusta mucho y realmente es el que inició este blog; para ella soy La Pequeña Dalí, por mi gran afición al arte surrealista. En realidad la historia de este mote es más larga que eso, pero ya lo contaré en otro momento.

Mi fascinación por el surrealismo se remonta a los años de estudiante de ESO (hablo como una vieja). En clase de historia solíamos ver una serie de diapositivas del arte de cada época. A mediados de curso, en el tema de la llamada "Época entre Guerras". Nos habló del arte abstracto, del cubismo, del futurismo... pero recuerdo que el primer cuadro que captó realmente mi atención fue "La llave del campo" de un artista francés cuyo nombre soy incapaz de retener en la memoria. Que coincidía con el primero de los surrealistas. Era un cuadro sencillo, intrigante y hermoso a la vez. Lo tengo grabado en la retina, creo que podría reproducirlo en cualquier momento. Aquel fue mi primer contacto con el surrealismo, aunque en ese momento solo fuese un cuadro que me gustaba entre muchos otros que me gustaban...

Mi consolidación como surrealista realmente se la debo más a Federico García Lorca más que a Salvador Dalí, pese a mi mote. Ya que fue, unos años después de lo del cuadro, durante las clases de literatura en las que leímos sus tremendamente complejas poesías cuando definitivamente me enamoré de él y del surrealismo. No sabría explicarlo bien, simplemente ocurrió, es como cuando amas a una persona y no sabes por qué. En mis poesías se pueden ver claras reminiscencias a las de Lorca, como la figura del olivo en "No hay oscuras golondrinas" o la Luna en "Ojos de luna vacía".

Mi última experiencia con el surrealismo a venido desde Mi último suspiro, el libro de memorias de Luis Buñuel, y espero tener pronto la ocasión de ver alguna de las películas del mismo.

Por ahora no tengo nada más que añadir a mi historia y la de este blog. Solo daros la bienvenida a mi Pimientalandia.